Piscinas en Leça de Palmeira – ÁLVARO SIZA // Pabellón de tenis – FERNANDO TÁVORA

FERNANDO TÁVORA

Fue un arquitecto y profesor portugués. Pertenece ala llamada Tercera Generación de arquitectos portugueses.fernando tavora

Introdujo en el país los ecos de la vanguardia europea y fundó la Escuela de Oporto, de la que saldrían nuevas generaciones de profesionales con proyección internacional, como Álvaro Siza y Eduardo Soto de Moura.

Távora recibió y comprendió el Movimiento Moderno en Portugal a finales de la década de 1940. Pero rápidamente percibió también que la situación portuguesa no correspondía al ideal social, cultural y técnico sobre el cual el Movimiento Moderno fue construido, y por eso su obra rápidamente emerge en el contexto local. Él tenía un gran conocimiento sobre la sociedad para la que trabajaba.

En sus viajes, desde Perú hasta Japón, se acercó a las construcciones de Le Corbusier o de Frank Lloyd Wright y fue concibiendo su particular forma de tr0abajar: mezclando lo mejor del modernismo europeo, sin renunciar a los valores de la arquitectura local y tradicional.

Uno de los ejemplos de esta simbiosis, y quizás una de sus obras más reconocidas, es la Casa de Ofir (1957). La fusión entre tradición y modernidad se hace patentes en la expresión de los muros de mampostería, las cerchas de madera, la teja de la cubierta, el despiece de la carpintería, disolución de los límites del salón, vuelos del tejado…

Casa de Ofir

En 1956 se le encarga a Fernando Távora a realizar una intervención de espacio público en La Quinta de la Conceiçao. El lugar era un convento franciscano del siglo XV donde se diferenciaba un CLAUSTRO, una CAPILLA, además de una fuente y alameda que persisten hoy día.

Imagen1El proyecto contaba con dos tipos de intervenciones, una era cuestión de accesos portuarios a Oporto que se asignó a los ingenieros; la otra, destinada a parque público fue elegido el despacho de Távora para su transformación. Este parque debía de relacionar cliente, arquitecto y lugar, preservando al máximo la integridad de la Quinta.

El proyecto del Pabellón de Tenis de F.Távora se llevó a cabo a partir de las circunstancias del encargo (trabajo lento, relación íntima con la obra, y máxima autonomía) y las del lugar (incorporación de nuevos usos, la presencia del puerto y el solar de un antiguo convento).

En todas estas intervenciones, arquitectura de muros y peldaños, de albercas y de árboles, Távora parece intentar que sus actuaciones pasen desapercibidas sobre el entorno, adquiriendo cierta intemporalidad de lo que siempre estuvo allí.

Parque de la Quinta da Conceiçao (1956-60)

Sobre esta premisa, va articulando la colección de piedras antiguas que compra de anticuario, los restos del antiguo convento y los equipamientos necesarios. Entre ellos aparece en esta ciudad, de tan clara influencia británica, el «Lawn-Tennis», que para resolver lo relacionado a vestuarios y tribunas se proyecta este pabellón, según el arquitecto inútil.

“El problema que se planteaba era marcar el parque con un edificio. Se podía haber construido una pequeña tribuna para espectadores que quizá fuera más útil, ya que se da la circunstancia curiosa de que el Pabellón no sirve absolutamente para nada. Es el máximo elogio que se puede hacer a un edificio: que no sirva para nada.” Fernando Távora – Conversaciones en Oporto.

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A través de una sintaxis moderna, Távora considerará los materiales locales, una aceptación táctil de cada material y una utilización de soluciones constructivas tradicionales para la realización de este pabellón. Es aquí donde se aprecian los modos propios de Le Corbusier contemporáneo.

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Bocetos del arquitecto

Aparece de esta manera el significado de este pabellón entendido como una contraposición entre lo tradicional y lo moderno. Cubierta de teja a un agua sobre estructura lígnea con la descomposición geométrica en planos independientes; los sillares de piedra del basamento con el hormigón de los antepechos; la puerta de tablas artesanal junto a la abstracta condición del reposabrazos cilíndrico y descomunal; la teja curva artesanal frente al vuelo casi aéreo de su canalón o el atrevido dintel y la sofisticada y mínima entrega del peso de la cubierta enfrentada a la tosquedad de los pies derechos que la reciben.pabellon de tenis 1.jpg

Crea así Fernando Távora una pequeña pieza, emocionada y emocionante, donde el artista deja sentir más de la evolución de “Evolución de la arquitectura moderna con capacidad de identificación con lo tradicional”.

Távora calificaba, con orgullo, a esta arquitectura de inútil; pues siempre le quedó la opción de realizar una tribuna independiente y tradicional, o unos vestuarios sin más.

“Pero, pasados más de cuarenta años sin que esta pequeña obra deje de interesarnos a muchos, me permito indicar la oportunidad de que proliferen los edificios que no sirvan para nada. Como éste.” Javier Frechilla. Catedrático de Proyectos en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.

ÁLVARO SIZA

Arquitecto portugués. Con 15 años decidió su vocación de arquitecto al descubrir a Gaudí. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Oporto, en la cual fue alumno de Fernando Távora. Durante sus años de estudiante realizó su primer proyecto construido en 1954. Más tarde pasaría a colaborar en el estudio Távora.alv

Una de las características más definitorias de la obra de Siza, es la sensibilidad topográfica con que trata sus proyectos. Surgen como respuesta a las exigencias del lugar. Como ejemplo tenemos las piscinas en la Quinta de Conciençao o la de Leça de Palmeira, donde se hace evidente el deseo de crear una nueva topografía modelando el terreno.

Otra característica es el uso de materiales locales, la defensa del trabajo artesano y el aprovechamiento de las sutilezas de la luz local, sin excluir los avances técnicos del momento.

El complejo de la piscina das Mares (1961-1966)  es uno de los primeros proyectos que realizó Álvaro Siza en solitario, solamente le supera el restaurante Da Boa Nova (1958) construido también en Matosinhos.

Para entender la construcción de estas piscinas hay que comenzar por el cliente, el ayuntamiento de Matosinhos, que temía por la inestabilidad y bravura del océano Atlántico y decidió el encargo de un lugar donde disfrutar del baño sin correr riesgos.

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Las piscinas da Mares se encuentran en un conjunto rocoso en un extremo de la playa de la localidad, por lo que su construcción no limita el uso de la misma. Por otro lado, esta situación posee la extrema dificultad de proyectar una piscina estanca en un conjunto rocoso del que no se poseen mapas cartográficos. Siza, al contrario de asustarse ante tal reto, tomo la iniciativa de marcar y estudiar todas las protuberancias de las rocas para poder así comenzar con el proyecto.

La obra pretender transmitir una sensación de bañarse en el mar, de mezclarse entre la naturaleza y no de un lugar artificial creado por el hombre. Para esto Siza se nutre de la naturaleza que la rodea para realizar un proyecto realizando el menor impacto posible al paisaje.

Para conseguir esta sensación de libertad los muros delas piscinas se extienden hacia el mar fundiéndose con las rocas que delimitan la “parcela”. El nivel del agua dentro de la piscina también posee una vital importancia en el proyecto ya que se encuentra a una altura similar al nivel marino, lo que nos da la percepción de estar nadando dentro del mismo océano en un estanque natural protegido de las olas.

Los materiales utilizados en el proyecto son muy parejos a los que encontramos en su entorno, que además, pueden sufrir leves variaciones según las estaciones o el clima.

“Mi proyecto pretendía optimizar las condiciones creadas por la naturaleza, que ya había iniciado por su parte el diseño de una piscina en aquel mismo sitio. Era preciso sacar partido de las rocas, completando la contención del agua tan sólo con las paredes que resultasen estrictamente necesarias. Así nació una ligazón mucho más estrecha entre lo natural y lo construido” Álvaro Siza

Imagen13.pngTodo el proyecto cuenta con dos piscinas: una para adultos y otra infantil; un conjunto de vestuarios y una cafetería. Los recorridos que sirven de unión entre todas las “estancias” se solucionan con rampas con un bajo nivel de inclinación que nos ayudan a descender a una cota inferior sin darnos la sensación de desnivel, una situación que no se podría conseguir mediante escaleras. Estas rampas se van fundiendo con los muros del edificio ofreciéndonos así un pasillo de hormigón visto que nos abraza.

Los materiales de la obra, como antes se ha comentado, se intentan asemejar a la naturaleza que los rodea. Son cuidadosamente escogidos para formar un conjunto de hormigón armado, madera oscura en las carpinterías y cobre en la cubierta que se funde en el entorno y nos transmite la sensación de ser parte del mismo.Todos estos materiales, sobre todo los que forman parte de la piscina, serán dispuestos en su lugar de manera ordenada pero sin una fijación visible, dejándolos caer en su posición para que poco a poco la naturaleza se mimetice con todos estos materiales.

“Una arquitectura de grandes líneas y de amplias paredes buscaba así un encuentro con las rocas en el lugar adecuado. El objetivo consistía en delinear una geometría en aquella imagen orgánica: descubrir lo que estaba disponible, pronto a recibir la geometría. Arquitectura es geometrizar.” Álvaro Siza

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